lunes, 12 de julio de 2010

HIJOS DE LAS ESTRELLAS - PUEBLO DOGON

El pueblo Dogón se encuentra ubicado en la República de Malí (África Occidental) viviendo de forma bastante primitiva se ha abierto al mundo recién en los últimos años. 
Si bien son primitivos en muchos aspectos la comunidad científica se ha asombrado por su mitología cargada de conocimiento astronómico. Sus leyendas, hablan claramente de un conocimiento que de ninguna forma pudieron haber obtenido por sí mismos. Esto le plantea a la ciencia un enigma que es incapaz de explicar, y que escapa por completo a las soluciones convencionales. La sabiduría ancestral de este pueblo contiene datos precisos y detallados sobre el sistema solar: describen a la Luna como "seca y estéril", saben que el planeta Júpiter (al que llaman "Dana Tolo") tiene cuatro grandes satélites, conocen los anillos de Saturno, y que los planetas describen órbitas elípticas alrededor del Sol.
Esta noción de que los cuerpos celestes siguen órbitas elípticas alrededor de un astro principal fue aceptada por la astronomía occidental a partir de Kepler, en el siglo XVII mientras que para este pueblo dichos conocimientos fueron trasladados por generaciones desde hace miles de años. Ellos saben también que la Vía Láctea es una galaxia espiral formada por millones de estrellas, además dicen que nuestro Sol y la estrella Sirio (una estrella de primera magnitud, la más brillante del hemisferio Sur), en realidad son dos soles hermanos que se desgajaron uno del otro y que formaron dos sistemas estelares diferentes pero que tienen un mismo origen. La estrella Sirio está a 8'7 años luz del Sistema Solar, una de las cinco estrellas más cercanas a nuestro sistema.
Los Dogón aseguran conocer la existencia de una estrella (Sirio B) que es imposible de ver a simple vista. Para ellos esta estrella, que no se ve, es la más importante del firmamento y gira alrededor de Sirio A, que es visible y es la más brillante del cielo en la constelación del Can Mayor.
Ellos definen a Sirio B de la siguiente manera:
“Digitaria (Sirio B), es el eje de todo el mundo, y sin su movimiento ninguna otra estrella puede mantener su curso. Esto significa que es el maestro de ceremonia de la posición celestial, en particular gobierna la posición de Sirio, la estrella más indómita, y la separa de las otras estrellas, acompasándola en su trayectoria”.
Los Dogón conocen Sirio B, siendo conscientes además de que es invisible desde la Tierra a simple vista. Los dibujos representativos que hacen de la órbita de Sirio B, alrededor de Sirio A, son exactamente idénticos a los del moderno diagrama astronómico. También aseguran que Sirio B, es una estrella muy pequeña y la denominan "Po Tolo". Continúan con la afirmación de que a pesar de ser muy pequeña, es muy pesada, la más pesada que existe, constituida en un material más brillante que el hierro al que llaman "Sagala". La astronomía oficial sabe ahora que Sirio B es una "enana blanca", una estrella muy pequeña y muy pesada. De acuerdo a su mitología, "Po Tolo" da una vuelta alrededor de Sirio cada 50 años (según la ciencia oficial sus cálculos se estiman en la actualidad en 50,040 años), pero además los Dogón dicen que aparte de "Po Tolo", la compañera de Sirio, existe otra estrella que es 4 veces mayor que "Po Tolo" y que dura también 50 años en dar la vuelta a Sirio, y la denominan "Emme Ya".
En el año 1862, el astrónomo norteame - ricano Alvan Clark logró ver que la estrella Sirio no estaba sola. Lo consiguió con un objetivo de 47 cm. de diámetro y desde ese mismo momento se la conoció como Sirio B. Posteriormente, en una época mucho más reciente, nada mas y nada menos que en 1995, se detectó la existencia de una tercera estrella que completaba el sistema de Sirio, Sirio C, la "Emme Ya" de los Dogón.
Para los Dogón "Emme Ya" es la segunda acompañante de Sirio y tiene a su vez un pequeño satélite que gira a su alrededor y que ellos la denominan "Nyan Tolo", la estrella de las mujeres. 
Los Dogón aseguran que todos sus conocimientos proceden de unos seres que llegaron a la Tierra procedentes de "Nyan Tolo", satélite de "Emme Ya", del sistema de Sirio, aproximadamente hacia el año 3000 A.C., los que se presentaron como "Nummos", y afirman que los "Nummos" descendieron a la Tierra en un "arca" roja como el fuego inicialmente y volviéndose blanca cuando aterrizó. Al aterrizar parecía como si cuatro enormes rocas chocaran entre sí, levantando una gigantesca nube de polvo describiendo el hecho así:
“El arca se posó en la tierra seca del Zorro y desplazó polvo, levantado por el remolino que causó. La violencia del impacto dejó el suelo rugoso. El arca era como una llama que se apagó al tocar la tierra.”
Incluso hablan de que inundaron un cráter para formar una especie de laguna artificial porque los Nummos eran seres que necesitaban el agua para poder sobrevivir. Los Nummos les enseñaron todo el conocimiento astronómico que ellos tienen en la actualidad, después de pasar un tiempo con ellos se despidieron partiendo con su aparato volador asegurándoles que volverían. Ellos tienen una frase muy curiosa dicen: “Cuando llegue la décima luna Nummos regresaran”.
Los Dogón cada 50 años hacen una ceremonia especial que llaman la fiesta del Sigui y están preparándose casi 49 años para el festejo, con lo cual una persona de este pueblo puede llegar a verlo una sola vez en su vida. Como sabemos los pueblos de la antigüedad realizaban ceremoniales que se regían por calendarios muy estrictos y calendarios que variaban según las referencias que ellos tomaran. El calendario de la fiesta Sigui dura 50 años y está determinada precisamente por Po Tolo la estrella acompañante de Sirio. La estrella Sirio, tiene muchísimo que ver en la cultura egipcia.
A la estrella Sirio los Dogón la denominan “la estrella de la sabiduría”. Hacen así una clara referencia del lugar de donde procedían los dioses instructores como Oannes, que es el nombre de unos de los dioses venidos de Sirio. Para los egipcios, las estrellas estaban establecidas en el cielo de forma jerarquizada. Las estrellas circumpolares eran las estrellas más nobles, éstas estaban siempre a la vista, nunca desaparecían, por ello se las identificaban con los espíritus de los difuntos elegidos. Después estaban las infatigables, las cuales acompañaban al dios solar en su nave. También estaban las denominadas estrellas “corrompidas”, las cuales estaban alrededor de las estrellas fugaces pero, por sobre todo para ellos, existían dos cuerpos celestes de máxima importancia: Sirio y Orión.
De todas formas Sirio y Orión igualmente quedaron identificadas con dos grandes divinidades dentro del panteón egipcio. Según éste, la diosa Isis se identificaba con Sirio, y el dios Osiris se identificaba con Orión. Sus nombres se derivan de estos dos cuerpos celestes. Cuenta la tradición que ambos (que eran hermanos) se casaron y crearon la civilización egipcia.
Según la interpretación de esta leyenda la civilizacion egipcia provendría pues de una fusión de dos culturas celestiales distintas. En Egipto sin embargo, parece adquirir mayor importancia el dios Osiris (Orión) que a la diosa Isis (Sirio). Según se dice, el dios Osiris abolió el canibalismo, enseñó a perfeccionar los instrumentos agrícolas, enseñó a cultivar el cereal y la uva para hacer pan, vino y cerveza, construyó los primeros templos y esculpió las primeras imágenes de dioses. Estableció normas religiosas, e incluso, inventó dos tipos de flautas.
Enseñó el arte de la metalurgia, cómo hallar filones y cómo extraerlos. La diosa Isis, aunque ayudante de su hermano y consorte Osiris, pasa a un segundo plano. Cuenta la leyenda que el dios Osiris fue el cuarto dios que gobernó la tierra, sus antecesores, Shu, Ra y Geb, quienes cansados, volvieron al cielo.


Lic. Jose A. Sala