
La arquitectura masiva que ha llegado hasta nuestros días y que hoy es emblemática del yacimiento, tiene una clara influencia tolteca. El dios que preside el sitio, según la mitología maya, es Kukulcán, representación maya de Quetzalcóatl, dios tomado del panteón de la cultura tolteca. Dicho esto, hay que considerar que Chichén Itzá fue una ciudad o un centro ceremonial, que pasó por diversas épocas constructivas e influencias de los distintos pueblos que la ocuparon y que la impulsaron desde su fundación.

Al parecer este hermoso monumento guarda aún muchos secretos, y así lo demuestra el documento fotográfico captado por una familia de turistas en el lugar.
Un enorme rayo de luz surge desde la parte superior de la pirámide directamente hacia el cielo, hecho que aún nadie ha podido o querido explicar. Evidentemente muchas de las culturas ancestrales sabían o conocían más del Cosmos de lo que hoy podemos conocer. Sin duda, por los vestigios arqueológicos como por las historias y leyendas, los antiguos se comunicaban con los “Dioses” y han sido influidos directamente por ellos tanto en tecnología como en otros conocimientos los cuales se fueron perdiendo con el correr de los siglos.
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